Se acerca el 02 de abril y en nuestra ciudad hay cosas que no se pueden olvidar. Aquella tarde del martes nos encontró en casa, en la calle, en el hospital o en alguna reunión de amigos sin prever la dimensión de lo que estaba pasando. La lluvia no se detenía, cada vez era más intensa la precipitación; luego supe que entre aquella tarde noche y la madrugada del 03 de abril cayo en La Plata y en su zona aledaña más de 400 milímetros acumulados en 4 horas. Marcando un record histórico para este mes.
Este fenómeno no fue impredecible, había estudios previos realizados por la Universidad Nacional de La Plata que alertaban sobre la caída de esa cantidad de agua y que si bien era inevitable las precipitaciones, lo que se podría haber soslayado son las muertes de las 89 personas (según datos oficiales) y las más de cientos de vecinos y vecinas que lo perdieron todo.
A dos años de la tragedia, el responsable político -intendente Pablo Bruera- quien en plena tragedia mentía desde su cuenta de twitter diciendo que estaba ayudando a las víctimas y en realidad se encontraba de vacaciones en Brasil, sigue llevando a cabo sus funciones sin haber caído sobre él algún grado de responsabilidad por la desidia, que decanto en tragedia, gracias al apoyo de los Concejales de su partido y de la oposición que en su momento votaron en contra de la interpelación del intendente que presentara el bloque de concejales del Frente Amplio Progresista.
Además, las obras estructurales licitadas después de la tragedia están haciéndose de forma lenta, lejos de lo que se espera mientras que el municipio organiza eventos costosos y maquilla las plazas, dejando de lado la necesidad real e inmediata ya que los estudios de la UNLP manifiestan que estas precipitaciones van a ser recurrentes y la Organización de Estados Americanos aconseja tener programas de prevención para este tipo de fenómenos producto del calentamiento global. A pesar de todo ello, el municipio no cuenta con un plan de prevención y de contingencia y tampoco convoca a la participación de instituciones y vecinos para su elaboración.
En la ciudad, las redes de desagües pluviales no funcionan de forma idónea, e inclusive en algunos lugares la obstrucción es total.
Es necesario que a dos años de la tragedia los vecinos y vecinas de la ciudad tengamos un momento para reflexionar y solidarizarnos con las víctimas directas de la catástrofe, que en estos dos años no han parado de marchar todos los meses pidiendo justicia. Debemos pedir justicia y la ejecución de forma inmediata de las obras ya que la ciudad está en Riesgo Hídrico y va en aumento según los estudios académicos que se realizaron el año pasado, los que han pronosticado lluvias de mayor intensidad en lapsos cortos.
Esas obras se han venido pidiendo desde enero del 2002 cuando la ciudad colapso ante la lluvia. En el 2008 la ciudad volvió a inundarse y la gestión municipal prefirió llevar adelante en el 2010 el nuevo Código de Ordenamiento Urbano –COU- favoreciendo a un sector financiero a pesar de las denuncias de organismos académicos como la UNLP sobre una posible inundación y que, tres años después, así pasó.
Por todo eso, no debemos confundir un fenómeno climático con la desidia ya que la tragedia se podría haber evitado con las correspondientes obras, sin embargo no se hizo.
Dos años después nos encontraremos en Plaza San Martín y luego en Plaza Moreno las asambleas barriales, familiares de víctimas de la inundación, diferentes organismos sociales, políticos y de Derechos Humanos exigiendo justicia y obras. Vecino, vecina, no dejes de participar, estaremos este jueves 02 de abril a partir del mediodía realizando muchas actividades como una jornada con foros informativos sobre el trabajo en todo este tiempo de las Asambleas, el informe de los veedores sobre las obras, realidades de ciudades inundables, la relación con familiares de otros crímenes sociales impunes, muestras fotográficas, proyección de videos, intervenciones artísticas urbanas, radio abierta. Y a partir de las 18hs será el acto central y la marcha. Acércate y participa, que la indiferencia no te haga cómplice.