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Por Yanina Lofvall

Vanesa Orieta, hermana de Luciano Arruga nos enseñó que la única batalla que se pierde es la que se abandona. Recorrió oficinas, juzgados, medios, organismos; caminó infinidad de calles seguramente con el eco de la voz de Luciano “me están cagando a palos”. Desde aquel lugar del olvido que es la pobreza se reconstruyó en medio del dolor de un hermano desaparecido, para repetir hasta el cansancio “quiero que mi hermano lo recuerden como a un negro, villero que no quiso trabajar para la policía”. Una victoria festejamos junto a ella este viernes 15 de mayo, el ex policía bonaerense Julio Diego Torales, acusado de torturar a Luciano Arruga el 22 de septiembre de 2008, fue condenado a 10 años de prisión por el Tribunal Oral Criminal 3 de La Matanza.
En un fallo unánime, el Tribunal Oral Criminal 3 de La Matanza condenó a 10 años de prisión al ex policía bonaerense Julio Diego Torales, acusado de torturar a Luciano Arruga el 22 de septiembre de 2008. Afuera, la sentencia se esperó alrededor de una radio abierta, que la difundió desde la sala de audiencias, y fue celebrada con aplausos y emoción por organizaciones y militantes que se acercaron a acompañar a la familia.
«Durante el juicio, quedó comprobado que a Luciano lo tuvieron detenido más de diez horas en el destacamento siendo menor de edad» había dicho más temprano Vanesa Orieta, su hermana, minutos antes de conocerse el veredicto. En las calles alrededor del tribunal, la multitud gritaba a una sola voz: ¡Luciano Arruga/Presente!» y esperaba la salida de la familia.
«Me están cagando a palos», le gritó Luciano Arruga a su hermana Vanesa, desde la cocina del destacamento policial de Lomas del Mirador, el 22 de septiembre de 2008, la primera vez que lo detuvieron allí, por portación de pobreza.
Luciano les había contado a su mamá y su hermana que la Policía le había ofrecido «trabajar para ellos». Él no aceptó. Y, a partir de ese momento, su familia comenzó a notar una cantidad de detenciones «sin sentido». «(Los policías) lo amenazaban y le decían que tenía los minutos contados», relata Vanesa Orieta, a DiarioPopular.com.ar.
«Luciano tenía miedo, no salía del barrio», reconoce Vanesa. El barrio es el «12 de octubre», de Lomas del Mirador, partido de La Matanza, y ocupa apenas una manzana.

La lucha de Vanesa

Vanesa Orieta cuenta lo que testificó en estos 7 años de lucha: «Él sabía que si me necesitaba, yo iba a estar ahí y que siempre iba a creer en su palabra». La desaparición de su hermano fue la gota que rebalsó el vaso «A mí nadie me puede venir a contar nada del barrio, yo nací y me crié ahí», expresa Orieta y detalla: «yo sé lo que es la violencia institucional, el gatillo fácil, sé lo que es que se mueran personas porque no hay atención médica».
Luciano es el ejemplo de tantos jóvenes perseguidos por portación de cara, de pobreza, su hermana un testimonio vivo de lucha que nos mostró que la victoria es posible. Luciano ya no está, y eso ni diez, ni cien años lo compensan. Ni un pibe menos.

«No se pueden naturalizar estas prácticas»

Orieta ante de la sentencia expresó: «Buscamos la Justicia que merecemos. No podemos naturalizar estas prácticas», y agradeció «el aguante» a todas las organizaciones. Desde temprano, las calles Mendoza y Almafuerte estuvieron cortadas. «A Luciano lo mató la policía» era la consigna que se repetía en remeras y banderas. Y la cara del joven de 16 años, el esténcil que acompañaba masivamente el pedido de Justicia. Una gran cantidad de personas no pudieron ingresar a la pequeña sala donde los jueces Gustavo Omar Navarrine, Diana Nora Volpicina y Liliana Logroño informaron la sentencia.
Los abogados de la familia, representados por el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) y la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH), habían pedido 16 años de prisión e inahibilitación absoluta para Julio Diego Torales, ex policía bonaerense y único imputado en este debate oral. En tanto el fiscal José Luis Longobardi, reclamó una pena de 10 años. La defensa alegó por la absolución. Se sabe que hay dos agentes más que participaron de las agresiones contra el joven que entonces tenía 16 años, pero aún no fueron identificados.

Fuente: Infojus

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