The New York Times, Roger Cohen y la crítica liviana

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Dicen que se llama Roger Cohen y que es uno de los periodistas más influyentes del, supuestamente, “prestigioso diario norteamericano The New York Times” y el artículo fue vendido por el diario Infobae como una especie de preocupación intelectual, política y académica de los directores de ese medio, de su comunidad de lectores y de todo aquel conglomerado humano que suele leer con periodicidad lo que escriben sus columnistas. En el artículo en cuestión Cohen señala que Argentina “está a punto de convertirse en una Venezuela” y responsabiliza de ello a la continuidad de los gobiernos peronistas, a los que descalifica al caracterizarlos como un “quijotesco brebaje político”.

Por Walter Barboza 0006f1b4-642

Dicen que se llama Roger Cohen y que es uno de los periodistas más influyentes del, supuestamente, “prestigioso diario norteamericano The New York Times” y el artículo fue vendido por el diario Infobae como una especie de preocupación intelectual, política y académica de los directores de ese medio, de su comunidad de lectores y de todo aquel conglomerado humano que suele leer con periodicidad lo que escriben sus columnistas. En el artículo en cuestión Cohen señala que Argentina “está a punto de convertirse en una Venezuela” y responsabiliza de ello a la continuidad de los gobiernos peronistas, a los que descalifica al caracterizarlos como un “quijotesco brebaje político”.

Aunque el articulista sea reivindicado por el diario Infobae, por trabajar en un medio tan importante, su líneas no ofrecen mucho e incurren, desde el punto de vista histórico, en algunos errores que solo un lector desprevenido podría dejar pasar por alto. Por ejemplo Cohen señala que “hace un siglo, Argentina era más rica que Suecia, Francia, Austria e Italia. Era mucho más rica que Japón. Despreciaba al pobre Brasil como inferior. Vasta y vacía, con el suelo más rico del mundo en la Pampa, le pareció a los inmigrantes europeos que la inundaron que contaba con todo el potencial de los Estados Unidos (el ingreso per cápita es ahora un tercio o menos del norteamericano). Ellos no sabían que un coronel llamado Juan Domingo Perón y su esposa Eva (Evita) daría forma al ethos de un poder delirante”.

El columnista ignora que para el período que él señala, Argentina era un vasto país con una inmigración incipiente cuyos trabajadores estaban sometidos al arbitrio político de la oligarquía y bajo condiciones de explotación extrema. Que en el país, entre el período que va desde la conformación de la primera Constitución Nacional (1853) al primer gobierno de Perón, los derechos democráticos eran limitados. Que hubo avances con la Ley Sáenz Peña del año 1912, pero que los mismos fueron profundizados con el otorgamiento del voto femenino en la década cincuenta (gobierno peronista mediante). Y ampliados mucho más en el gobierno de Cristina Fernández con el voto joven. Que los trabajadores fueron duramente reprimidos a comienzos del siglo XX, durante los sucesos conocidos como “La semana trágica” y “La Patagonia Rebelde”, lo que constituyó una regularidad de las clases dominantes argentinas en la historia del país. Que nunca existió tal desprecio de la Argentina con Brasil y sus pobladores –aquí cabe preguntarse de dónde habrá sacado Cohen ese dato-. Tampoco es cierto que Argentina haya estado hace un siglo en un pie de igualdad con Suecia, Francia, Austria e Italia. Si este dato se lee desde el punto de vista de los recursos naturales, hoy la Argentina tiene un potencial mucho mayor que esos estados. Ahora bien, si esos datos se leen al calor de la historia económica, Argentina hace un siglo y medio era apenas un país agroexportador que tuvo ventajas comparativas con la venta de alimentos solo en el período de entreguerras mundiales. Sólo con el ascenso del peronismo al poder, comenzó en el país la denominada etapa de crecimiento por sustitución de importaciones. Un período que se extendió en la Argentina hasta el golpe de estado cívico-militar de 1976.

Luego Cohen señala en su artículo que, según Javier Corrales, politólogo de la Universidad de Amherst, «Argentina es un caso único de país que ha completado la transición hacia el subdesarrollo”. No hace falta demasiada experiencia científica para interrogarnos sobre la trama de relaciones políticas, sociales, culturales y económicas que hacen que un país pueda ser caracterizado como “subdesarrollado”, para comprender que se trata de una categoría que ha permitido dar cuenta de que el problema del desarrollo está vinculado a las formas de dependencia económica y cultural generadas por las propias clases dominantes de los países periféricos. En eso la división internacional del trabajo, o la teoría de la dependencia, pueden contribuir a recuperar elementos de análisis que resultan esclarecedores de semejante razonamiento.

A este cronista no le queda demasiado para comentar sobre la liviandad de argumentos que Cohen, por desconocimiento o mala fe,  utiliza para denostar a gobiernos populares elegidos en comicios libres y democráticos. Con lo cual una de las lecturas posibles es que se trata de una de las tantas campañas de prensa y agitación para calentar el clima interno de estados soberanos como Argentina o Venezuela.

Solo resta señalar que artículos de este tenor solo contribuyen a confundir el significado de los procesos políticos en tiempo y espacio, y alentar conductas reaccionarias entre los lectores que se pueden observar con solo echar un vistazo a los comentarios que los mismos dejaron al pie de página.

Aquí el link del artículo: http://www.infobae.com/2014/02/27/1546603-durisimo-editorial-del-new-york-times-argentina-esta-proceso-convertirse-venezuela

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