Golpes de Estado blandos: ¿Cualquier semejanza con la realidad será pura coincidencia?

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Walter Barboza

Se sabe. Se conoce. Las incursiones militares en América Latina han dejado de fundamentarse en el uso de la fuerza. Ella sólo es utilizada cuando las contradicciones sociales se profundizan. De “las guerras de baja intensidad”, propiciadas en los años 70, a esta parte, las intervenciones militares han ido cambiando sus formas y sus modos. El aparato militar, con el apoyo de la porción más poderosa de la sociedad civil y el apoyo logístico de la Central de Inteligencia de los Estados Unidos (CIA), ha dejado paso a nuevas modalidades, ahora sustentadas en mecanismos más sutiles, más difusos, acaso menos expuestos, pero igual de efectivos a la hora de derrocar gobiernos populares.

En Bolivia hubo intentos de socavar la presidencia de Evo Morales; en Ecuador Correa tuvo su turno, pero fallaron; en Venezuela lo padeció Chávez; en Paraguay Lugo resultó una víctima clara. El historial más antiguo es un derrotero de sangre, desapariciones de militantes políticos y sociales; el desmantelamiento del aparato productivo y un proceso regresivo de distribución del ingreso. El empobrecimiento liso y llano de amplias capas de la población.

Es por ello que el contexto amerita ser analizado con detenimiento. Las sospechas nunca están de más, pues los complots no son parte de la trama argumental de las películas de espionaje. Siempre la realidad supera la ficción. Sin embargo no es para alarmarse, pero si para tener cuidado de las operaciones que intencionalmente, o ingenuamente, contribuyen a la desestabilización política.

Gene Sharp, teórico norteamericano, ofrece desde inicios de la década del 80 el marco conceptual de lo que implica un “golpe de estado blando”. Curiosamente, y a propósito del sentido que tomó la conferencia encabezada por Cristina Kirchner en la Universidad de Harvard, trabaja en la elaboración de la teoría desde el Centro de Asuntos Internacionales de esa Universidad. Una de sus principales preocupaciones, era la posibilidad de que las tropas rusas invadieran la Europa Occidental. En su desarrollo,  esta teoría, fundada en las prácticas de Henry Thoreau y Mahatma Gandhi, apela a la desobediencia civil como forma de resistencia a las autoridades instituidas. Claro que el contexto donde se desarrollan esas experiencias dan cuenta de dos momentos distintos de la historia universal: los Estados Unidos en el siglo XIX y la India en el siglo XX. La primera da cuenta de las posiciones de Thoreau frente a  cualquier tipo de gobierno, a los que entiende que no pueden tener nunca más poder que el de los ciudadanos. El segundo es la resistencia civil de la India frente al colonialismo británico.

A partir de estas dos variables, Sharp desarrollará y pondrá en práctica, junto a la CIA, la “teoría del golpe blando”. Circulan en las redes sociales, foros y espacios de discusión y debate político virtual, innumerables trabajos que dan cuenta de ella y de los resultados obtenidos por Sharp y la inteligencia norteamericana.

En Venezuela, su fracaso fue rotundo. En abril de 2002, el Departamento de Estado recurrió a la doctrina Sharp para recibir consejos. Sharp da sugerencias a los dueños de las empresas venezolanas, durante la organización del referéndum revocatorio contra el presidente Hugo Chávez. Por otra parte junto a su equipo, orientan a los dirigentes de Súmate durante las manifestaciones de agosto de 2004.  En ese marco, lanzan acusaciones de fraude electoral y exigen la salida del presidente. Movilizan a la burguesía de Caracas, pero el apoyo popular al gobierno de Chávez es más fuerte que la intentona golpista. Conclusión: los observadores internacionales no pueden hacer otra cosa que reconocer la legalidad de la victoria de Hugo Chávez.

La síntesis de la estrategia de desgaste de los gobiernos populares, se asemeja a la realidad que vive el país. Protestas callejeras inconducentes, el reclamo de las fuerzas de seguridad, la construcción de una agenda informativa que plantea un cuadro de situación semejante al de 2001 y la reciente desaparición de Enrique Alfonso Severo, testigo clave en el caso Ferreyra, un supuesto malestar social por cada una de las medidas que toma el gobierno, de dudoso origen, sugieren un clima destituyente.

El manual de Sharp plantea las siguientes etapas:

1ra etapa: ablandamiento

Desarrollo de matrices de opinión centradas en déficit reales o potenciales. Cabalgamiento de los conflictos y promoción del descontento. Promoción de factores de malestar, entre los que destacan: desabastecimiento, criminalidad, manipulación del dólar, paro patronal (lockout) y otros. Denuncias de corrupción, promoción de intrigas sectarias y fractura de la unidad.

2da etapa: deslegitimación

Manipulación de los prejuicios anti-comunistas (anti-populistas). Impulso de campañas publicitarias en defensa de la libertad de prensa, derechos humanos y libertades públicas. Acusaciones de totalitarismo y pensamiento único. Fractura ético-política.

3ra etapa: calentamiento de calle

Cabalgamiento de los conflictos y fomento de la movilización de calle. Elaboración de una plataforma de lucha que globalice las demandas políticas y sociales. Generalización de todo tipo de protestas, exponenciando fallas y errores gubernamentales. Organización de manifestaciones, trancas y tomas de instituciones públicas (el no respeto a las instituciones) que radicalicen la confrontación.

4ta etapa: combinación de diversas formas de lucha

Organización de marchas y tomas de instituciones emblemáticas, con el objeto de coparlas y convertirlas en plataforma publicitaria. Desarrollo de operaciones de guerra psicológica y acciones armadas para justificar medidas represivas y crear un clima de ingobernabilidad. Impulso de campaña de rumores entre fuerzas militares y tratar de desmoralizar los organismos de seguridad.

5ta etapa: fractura institucional

Sobre la base de las acciones callejeras, tomas de instituciones y pronunciamiento militares, se obliga la renuncia del presidente. En casos de fracasos, se mantiene la presión de calle y se migra hacia la resistencia armada. Preparación del terreno para una intervención militar del imperio o el desarrollo de una guerra civil prolongada. Promoción del aislamiento internacional y el cerco económico.

¿Cualquier semejanza con la realidad, es pura coincidencia?

 

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