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Por Nadia Erice

Existe una corriente psicológica que sostiene la teoría sobre los pequeños tiranos. Se trata de aquellos niños –hijos y nietos de una generación cuyos padres han pasado y sufrido dictaduras y pobrezas- a los cuales no se les niega nada. Ni el afecto, ni los juguetes, ni los caprichos, pero sí los castigos. Niños que manipulan todo a su alrededor para conquistar lo deseado. Sucede entonces, que las criaturas deciden sobre cosas que no deberían, dada su corta edad. Y, por darles todo aquello que piden, se les termina haciendo un mal mucho peor al que le haríamos, si no se les concedieran los deseos.
El pasado domingo pude reconocer un pequeño tirano festejar, por adquirir finalmente el trono.
Resulta que hace varios años, este personaje de cuentos –para muchos, cuentos de terror- viene intentando legitimar su figura, su nombre político. Se afeitó el bigote, se casó con una mujer casi veinte años más joven, de la alta sociedad Juliana Awada (familia integralmente ligada a los Menem, salvo dos hermanos, públicamente proclamados kirchneristas y apartados de la familia). Tuvieron juntos una hija que se llama Antonia. Mejoró su aspecto visible, para diferenciarse de aquél otro presidente que supo ser. Presidente del club Boca Juniors.
Pero ninguna de todas estas “mejoras de chapa y pintura” esconden en realidad, quien en verdad es y qué pretende.
El personaje de cuentos no sólo legitimó el nombre de su partido en las urnas, ganando un histórico ballotage en Argentina, sino que en el camino terminó de aplastar el de la UCR. Ernesto Sanz referente radical y aliado fundamental para lograr los votos partidarios en la elección, se despidió de la vida política al día siguiente de ganar el ballotage. Motivos personales.
Muchos personajes secundarios -aunque fundamentales como en cualquier historia- fueron propicios para hacer realidad esta historia. Personajes mediáticos que se encargaron de hacer la campaña sucia. De poner la cara para manchar nombres ajenos, más allá de que ya tuvieran o no manchas. La mayoría de ellos, periodistas.
Y algún político de la talla de Lilita Carrió. Mujer líder de muchos partidos creados por ella misma, a los que abandonó siempre después de perder elecciones con un bajísimo porcentaje de votos. Se despachó con gusto, desparramando barro por todos los medios opositores.
Es sencillo escribir con el diario del lunes, como lo hago en este momento, a cinco días de los comicios definitivos para elegir a nuestro próximo presidente.
Pero queda un sabor amargo, y no por la derrota per se. Si no por lo que representa ese personaje rubio, de ojos celestes, procesado en 214 causas judiciales, una de ellas inaceptable desde cualquier punto de vista (con la maduración social que tenemos en lo que respecta a los Derechos Humanos) después de nuestra experiencia con el Terrorismo de Estado. Las escuchas ilegítimas. Y completo la oración, que agrava la circunstancia aún más. Escuchas ilegítimas a familiares de las víctimas del atentado a la AMIA.
De haber llevado a la quiebra la licenciataria de Fiat en Argentina, su empresa SEVEL. Y con una causa que investigó negligencia en la fabricación de los autos Duna y duna Weekend.
Con otras causas que lo investigan por sobreprecios e irregularidades en la compra y venta de jugadores de fútbol, y negociados con las transmisiones de partidos, mientras fue Presidente de Boca Juniors.
Otras más recientes, que también incluyen a un personaje televisivo del fútbol, Fernando Niembro. Candidateado para ser vice de María Eugenia Vidal en la Provincia de Buenos Aires, pero una investigación periodística reciente le cortó las alas de su vida política (por lo menos pública) y la justicia lo procesó por corrupción en contrataciones surgidas de licitaciones truchas con el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, cuyo jefe saben quién es? Sí, el presidente electo de Argentina.
A las causas judiciales podemos sumarle ineficacias en el sistema educativo, que deja sin vacantes a miles de niños en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, descontando a los de la zona sur que sí tienen cupo y los colocan en aulas conteiners. Sí, como los obradores de los edificios en construcción. Pero claro, es necesario subir las subvenciones para la educación privada, para que las familias no absorban los aumentos de la cuota.
Una gestión que deja sin recursos al Hospital Garrahan, como también a los refugios y oficinas de asistencia a mujeres víctimas de violencia de género.
Todos esos ejemplos de una gestión insuficiente y dirigida hacia un sector reducido -a una minoría- es el que eligió la mitad del país.
Y a eso vamos. A mí me surgen innumerables cuestionamientos, a modo de dudas, que sólo los próximos años de su gestión, me responderán.
¿Cómo es posible que quienes se adjudican la propiedad de esta revolución alegre y colorida, que llevan como banderas el diálogo y la unión de los argentinos, sean los mismos que pasean un ataúd por la calle, con el nombre de Cristina Fernández de Kirchner?
¿Cómo es posible que, quienes exigían el cambio por la corrupción de este Gobierno (hablamos del FpV, que será gobierno hasta el 10 de diciembre) en todos sus niveles, hayan votado a una persona que tiene cajoneadas 214 causas judiciales, muchas de ellas justamente, por corrupción?
¿Cómo es posible que, una clase laburante, empoderada y readquiriente de derechos que por añares le fueron negados, hayan elegido un modelo liberal, totalmente opuesto a su desarrollo como ciudadanos?
¿Cómo es posible que, todo lo que se le exigió al Gobierno actual (transparencia en la elección de los ministros) no haya sido exigido para este nuevo que comenzará en diciembre? Escuché por ahí, más de una vez -a varias personas- jactarse de que Nora de Lucía (Ministra de la Dirección General de Cultura y Educación de la Provincia de Buenos Aires, nunca fue “maestra” o docente). Ahora hay mucho por qué quejarse. A no ser que nos guste un ingeniero civil a cargo del Sistema Nacional de Medios Públicos, como lo es Hernán Lombardi. El 80% del plantel de Cambiemos para ejercer el poder, son economistas. Más allá del ministerio que ocupen, todos pertenecen a la economía del ámbito privado.
Aunque también hay que sincerarse y aceptar los aciertos, como lo es el de Cristian Ritondo como Ministro de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires. Si hay alguien que sabe sobre el tema, es este señor. Qué lástima que Maximiliano Kosteki y Darío Santillán, ya no estén para corroborar su experiencia en represión.
La pregunta, entonces, es ¿somos capaces de realizar el silogismo lógico de lo que vendrá?
¿Somos capaces de entender que las condiciones de producción de esta realidad ha sentado las bases para que el pequeño tirano obtenga su objeto de deseo?. El padre de esta criatura, no es otro que el detenimiento en el tiempo del propio discurso del Fpv. De no haber logrado formar un nuevo líder, mientras que trabajaba en recomponer la malla social de los más vulnerables. Y la madre de esta criatura, es la clase media fortalecida. Readquiriente de derechos, pero también de poder adquisitivo. Un poder adquisitivo que siempre pide correr el tope.
El 49% de los argentinos votó por la continuidad y profundización de un modelo inclusivo. Quisiera saber, si el 51% conoce fehacientemente por qué votó.
Sólo nos resta esperar que el pequeño tirano no se canse del juguete, y nos rompa contra una pared.

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