El fútbol argentino y la exportación de commodities

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Osvaldo Drozd

En la actualidad no hace falta resaltar que el Mundo Uno, el capitalismo occidental esté sumergido en una grave crisis debido a las recetas neoliberales. Tanto los EEUU como la Comunidad Europea están pagando seriamente la trampa de apostar por el predominio del capital financiero, pero tampoco hay que ser ilusos y pensar que esto se mueve como una simple catástrofe natural, o como un Apocalipsis enviado por fuerzas extraterrenales. El capitalismo tiene una lógica propia de desarrollo, y ésta es desigual y combinada. Donde existen picos, siempre debe haber pendientes hacia abajo. Es una ley de la economía, propia de un modelo de acumulación donde la plusvalía se encuentra extendida por todo el planeta. El surgimiento de nuevos países emergentes, con crecimientos sostenidos no deja de ser una causa efectiva de las crisis que hoy sufren las naciones europeas. La existencia de los BRICS es una muestra de ello, y por añadidura la incidencia que el gigante sudamericano Brasil comienza a jugar en el desarrollo de organismos como son la Unasur o el MERCOSUR.

El que escribe hace un tiempo atrás, pensaba que si este patrón nuevo de acumulación, se mantuviese, esto debería repercutir inexorablemente en muchas facetas de los países suramericanos, entre ellos el fútbol, principalmente en cuanto a lograr del deporte más popular, un crecimiento que repercuta en las instituciones locales.

España entró en crisis, y la Argentina sortea cada vez mejor los cataclismos globales. Por qué entonces los europeos siguen siendo los que siguen llevándose a los mejores jugadores latinoamericanos, sería una pregunta a considerar, cuando éstos podrían quedarse jugando en el continente.

Pareciera que algo comenzó a cambiar. Brasil hoy parece ponerse a tono con su crecimiento económico. La sexta economía mundial, hoy llegó a ser también la sexta potencia futbolística en referencia a lo que cobran los jugadores que juegan en el Brasileirao. De esta forma figuras como Neymar no necesitan emigrar y pueden seguir jugando en Brasil.

Si se piensa a la industria del fútbol, tal como la presidenta Cristina Fernández de Kirchner propuso en cuanto a la industrialización de la ruralidad, es decir apostando a generar valor en toda la cadena de producción para evitar exportar solamente materia prima o commodities, éste esquema también resultaría válido para el deporte pasión de multitudes. En los últimos años vimos emigrar una cantidad muy importante de jugadores juveniles, exportados casi como commodities. También habría que considerar que las instituciones deportivas salvo honrosas excepciones, aún siguen manejándose como en los tiempos grises del neoliberalismo.

 

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