Aplican una potente tecnología de escaneo láser en un sitio arqueológico

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Fue impulsada por científicos del CONICET La Plata y no registra antecedentes en el país. Servirá para obtener reproducciones 3D de un centro incaico

Como sucede con muchas hazañas, ésta también comenzó casi como una utopía. Reinaldo Moralejo, investigador asistente del CONICET en el Museo de La Plata, leyó en una revista acerca de un sofisticado y costoso escaneo tridimensional realizado desde un avión sobre un sitio arqueológico de Centroamérica, e imaginó poder hacer lo mismo en su área de estudio. Con cierta esperanza, comenzó a buscar información y rápidamente dio con las personas indicadas. Es así que -menos de un año después de aquella primera idea- se acaba de concretar un procedimiento similar en el emplazamiento incaico El Shincal de Quimivil gracias a un Convenio de Colaboración entre la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), la Universidad Nacional de Catamarca (UNCa), la Secretaría de Estado de Cultura de esa provincia y la empresa Consular Consultores Argentinos S.A.

La tecnología en cuestión se llama LIDAR (Light Detection and Ranging) y consiste en la emisión de cientos de miles de rayos láser por segundo para obtener un modelo digital 3D de altísima calidad del terreno relevado. Se utiliza principalmente en investigaciones que implican el conocimiento de un área geográfica, como en geología, geofísica y geodesia, y también para la construcción de grandes obras civiles: puertos, puentes o caminos. Esta es la primera vez que se aplica a un sitio arqueológico en nuestro país. Cabe destacar que El Shincal fue un centro político, administrativo y ceremonial construido y habitado por los incas entre fines del siglo XV y comienzos del XVI, período en que el noroeste argentino formó parte del Estado Inca. Con una plaza central de más de 30 mil metros cuadrados, se sabe que fue un punto con enorme significado religioso y simbólico en la región. Fue descubierto en 1901 y se encuentra a 5 kilómetros de la localidad catamarqueña de Londres.

El escaneo de la zona se concretó a finales de noviembre pasado y, de acuerdo a lo homologado, los primeros resultados se conocerán en mayo de 2017. «La información recolectada nos va a permitir realizar estudios de alta complejidad, como la detección de estructuras ocultas bajo la vegetación y el modelado de la topografía de los sitios para contrarrestar el efecto de los agentes erosivos», apunta Moralejo, uno de los responsables del convenio. El otro es Daniel Del Cogliano, profesional principal del CONICET en la Facultad de Ciencias Astronómicas y Geofísicas de la UNLP, familiarizado desde hace siete años con esta técnica láser, muy empleada en su campo disciplinar.

«Reinaldo me comentó su idea, la discutimos e iniciamos los contactos con la única empresa que ofrece esta tecnología desde un avión; un servicio que tiene un costo muy alto para nuestra capacidad de financiamiento», recuerda el especialista. Tras el entusiasmo inicial, la cuestión económica se convirtió enseguida en el principal obstáculo. «Fue entonces que se me ocurrió la posibilidad de un convenio interinstitucional en el que todas las partes aportáramos algo, sin involucrar dinero. A la firma le interesó vincularse con instituciones académicas y colaborar con el proyecto así que aceptó realizar el vuelo, procesamiento e interpretación de datos de manera gratuita», continúa. En este sentido, Del Cogliano y su grupo de trabajo participaron proporcionando un segundo dispositivo LIDAR, en este caso terrestre. El instrumento, que es propiedad de la UNLP y se opera desde un trípode, aplicó la misma tecnología a algunas estructuras de El Shincal, para complementarse luego con el relevamiento aéreo.

Por distintas cuestiones ligadas no sólo a lo arqueológico sino a la relevancia patrimonial, se eligieron cuatro estructuras para el escaneo terrestre. «En un principio habíamos seleccionado unas cuantas, pero después establecimos un orden de prioridad ya que el barrido láser de cada una demanda casi un día», relata Moralejo. Así, los elementos que se analizaron fueron la plataforma ceremonial en el centro de la plaza, conocida como ushnu; dos estructuras residenciales denominadas kanchas; y una escalinata de acceso. Cuando se termine de procesar la información, se obtendrán reconstrucciones 3D con gran nivel de detalle y precisión milimétrica que permitirán, por un lado, almacenarlas virtualmente y, por otro, detectar cualquier futura alteración o destrucción que puedan sufrir.

Por su parte, el relevamiento LIDAR y fotográfico aéreo se realizó en tres horas sobre una extensión de 3 mil hectáreas, incluido El Shincal y otros puntos circundantes: Paraje La Aguada y los Tambillos de Zapata. «Aprovechamos a sondear lugares que están poco estudiados. Esa medición nos va a permitir ver si hay restos antiguos bajo la tupida vegetación, evitando tener que adentrarnos a ciegas», explica Moralejo, y agrega: «También podremos detectar vestigios de caminos, terrazas agrícolas, depósitos de almacenamiento, estructuras residenciales y ceremoniales, y acueductos, entre otros». Los expertos coinciden en que los objetivos de este proyecto trascienden lo puramente arqueológico y alcanzan cuestiones de patrimonio y conservación. En este sentido, el investigador señala que «el sitio se ve afectado en distintos sectores por cárcavas, que son zanjas de hasta diez metros de profundidad producto de la erosión causada por lluvias. Ahora será posible estudiar en detalle el sistema hidráulico para entender por dónde se filtra el agua y en base a eso proponer soluciones».

Ambos procedimientos LIDAR fueron apoyados por la acción de seis dispositivos GPS aportados por ambas universidades. «Para que más adelante podamos integrar los datos tomados desde el aire con los obtenidos en tierra, tenemos que ubicarlos en el mismo sistema de referencia, y por eso nos apoyamos en la navegación por satélite», explica Del Cogliano, que enfatiza: «Se trata de mucha cantidad de información densa y muy precisa, y para que compatibilicen entre sí deben estar escritas en el mismo idioma, por decirlo de algún modo».

Luego de la experiencia de tres días y medio de arduo esfuerzo en el sitio arqueológico, los científicos hacen especial hincapié en el papel de los pobladores del lugar, para quienes brindaron charlas informativas previas con explicaciones de todo lo que se planeaba hacer allí. «Consideramos que la única manera de trabajar es en conjunto y armonía con ellos. El Shincal es un centro ceremonial que sienten sinceramente propio y con gran sensibilidad en relación a sus ancestros», apunta Del Cogliano, y coincide con Moralejo en que «si la comunidad está informada de lo que se está realizando, se compromete, acompaña y participa de muchas cuestiones, incluso a la hora de resolver cualquier inconveniente que se presentara durante los trabajos». Los especialistas también destacan «lo intenso y exitoso de las tareas en equipo» llevadas a cabo por todas las partes.

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