Higui: Soy libre, ¡soy libre, carajo!

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Por Isaac Quispe Rojas

Analía Eva De Jesús es conocida como Higui, su caso es uno más de los miles de abuso institucional. Los grandes medios de comunicación solo se acordaron de ella ahora que la liberaron, pero antes no dijeron nada. Fueron más bien los diversos espacios de género que se pronunciaron y difundieron su drama a  través de las redes sociales y, posteriormente cobró revuelo nacional.

Actualmente Higui tiene 43 años, le gusta el fútbol y dicen que es buena guardameta. Su apelativo le viene de ahí, de su parecido con el mundialmente conocido arquero colombiano René Higuita, tal como lo corroboran las fotos que difunden de ella.

Higui pasó casi nueve meses en prisión por actuar en defensa propia. El 16 de octubre del año pasado, mientras caminaba en las calles del partido de San Martín, un grupo de hombres que la acosaba desde hace tiempo por ser lesbiana volvió al acecho.

En sus testimonios, ella cuenta que esa vez eran nueve y la empezaron a atacar hasta que no pudo resistir y la violaron. En sus testimonios, cuenta que Cristian Rubén Espósito abusó de ella, le escupió y le gritó “Te voy a hacer sentir mujer, forra lesbiana”, a su vez que la golpeaba. Higui cobró fuerzas, rememora que sacó una navaja que llevaba en el pecho y se la clavó a su agresor para que se detuviera.

Después no recuerda más, pero cuando se despertó estaba muy lastimada. Luego, la cosa empeoró, llegó la policía e hizo lo suyo: violentarla más. La empezaron a alumbrar con una de sus linternas y al ver las condiciones en las que estaba no se tomaron las molestias de averiguar ni preguntarle cómo estaba ni que era lo qué le había sucedido. Sino que la inculparon por asesinato y la apresaron.

El lunes 12, la Sala I de la Cámara de Apelaciones de San Martín dictó su excarcelación extraordinaria. Su abogada Raquel Hermida, integrante de la Red de Contenciòn contra la Violencia de Género, dialogó brevemente con El Tranvía y contó que “Ella se encuentra libre, está en casa de un familiar, descansando, pero aún no resolvimos cuando puede dar conferencias o entrevistas”.

Recientemente, luego de su liberación, escribió una carta publicada en la Revista La Garganta Poderosa, titulada El Grito Sagrado en la que se lee “Al fin, nos encontramos, para decirles gracias y para decirles perdón, porque quisiera explayarme mucho más, pero necesito estar con mi familia y, estoy segura, ustedes comprenderán. Tal como pueden imaginar, no fueron fáciles los últimos meses de mi vida. Y por eso, lo primero que hice anoche al dejar el penal fue arrodillarme, para gritar desde bien abajo: Soy libre, ¡soy libre, carajo!

 

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