Del amor (a Chávez) y otros demonios

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Ana Lacunza

Bolívar le dio el camino
y Guevara lo siguió:
liberar a nuestro pueblo
del dominio explotador.
Zamba del Che, Victor Jara


El domingo 27 de marzo de 2011, se proyectó en la ciudad de La Plata la película sobre Manuel Belgrano, fue una verdadera fiesta, había más de dos mil personas. La proyección se demoró bastante y mientras la multitud esperaba, unos cuantos estudiantes repartían volantes que anunciaban la próxima visita del Comandante Chávez a la ciudad. Sin proponérmelo escuché una conversación que me llamó la atención:
-Le dejo este volante porque el martes viene el Presidente de Venezuela Hugo Chávez a la facu y estamos invitando a todos los que quieran ir.

-Gracias chicos pero yo lo voy ver a Chávez en el Astillero; trabajo ahí, estamos haciendo el buque para PDVSA, y sabés cómo se llama el buque? “Evita Perón” se llama. Sabés qué orgullo que es para nosotros trabajar en el Evita? El comandante Chávez confió en nosotros y eso nos devolvió la dignidad… hace unos años, en la época del innombrable, nos querían rifar a todos…vos no te lo podés imaginar… no. Hubo compañeros que se tiraban de las grúas porque no les podían dar de comer a sus hijos… eso sí fue duro. Pero bue, ahora todo está mucho mejor y para mí Chávez es como Perón, sabés y como Néstor y Cristina porque piensan en la felicidad del pueblo… gracias compañero!
Mientras miraba la película no podía dejar de pensar en este diálogo y cuando veía al General Belgrano luchando con toda su alma por esta Patria Grande, tratando de evitar a toda costa las luchas intestinas de hermanos contra hermanos no pude resistirme a la tentación de comparar ambos momentos.
Los argentinos, desde aquellas épocas, hemos sufrido muchos gobiernos de pensamiento liberal y colonialista que nos hacían mirar hacia Europa y Estados Unidos, instalando en el imaginario colectivo que todo lo bueno venía de allá, obligándonos a darle la espalda a nuestro propio continente y al reconocimiento de nuestra identidad americana.
Pero la identidad es algo más fuerte, es como un monstruo dormido que se despierta y se reconoce en una lengua, en unas creencias, en la memoria íntima de los pueblos y que se manifiesta en su conciencia colectiva de lucha contra el imperialismo y la dominación.
Asistimos a un momento histórico en América latina, Evo Morales en Bolivia, Lugo en Paraguay, Correa en Ecuador, Castro en Cuba, Ortega en Nicaragua, Mujica en Uruguay, Chávez en Venezuela y Cristina Fernández en Argentina, representan una sintonía de democracias populares que tienen el coraje de enfrentarse a enemigos poderosos, iniciando un proceso de transformación que nos da esperanzas de liberación y en las que pareciera plasmarse el sueño de Belgrano, San Martín y Bolivar de hace 200 años.
El presidente Hugo Chávez Frías vino a la ciudad a recibir el premio “Rodolfo Walsh” en la categoría “Presidente Latinoamericano por la Comunicación Popular” en razón de “su compromiso incuestionable y auténtico en afianzar la libertad de los pueblos, consolidar la unidad latinoamericana, defender los derechos humanos y ser consecuente con la verdad y los valores democráticos”. Esta afirmación, como era de esperar, no ha sido del agrado de los monopolios mediáticos que se embanderan en la libertad de prensa enmascarado su verdadero interés por la libertad de empresa (la de ellos, por supuesto), empresas que se niegan a la aplicación de la ley de servicios de comunicación audiovisual, que desconocen los derechos de los trabajadores, aún con orden judicial de hacerlo, que ocultan el pasado, y el presente, que han sido cómplices de delitos de lesa humanidad y que piden a gritos represión.
Miles de estudiantes, trabajadores y militantes de movimientos sociales escucharon al Comandante Chávez, hermano de los pueblos libres de América Latina.
Escuchar al comandante Chávez es en sí misma toda una experiencia, es un estadista con un carisma muy especial, habló más de dos horas, paseó por todos los tópicos con una soltura envidiable, habló de economía, historia, literatura, religión, citó de memoria varios párrafos, contó algunas anécdotas y hasta cantó canciones.
Agradeció la valentía de la Decana de la Facultad de Periodismo, quien a su vez recordó que este premio había sido propuesto por los estudiantes y recalcó también que no se trataba de un premio “neutral”… lo cual quedó sobradamente demostrado por las expresiones de repudio de todo el arco mediático monopólico.
El presidente Chávez aceptó el premio para el pueblo de Venezuela y señaló que “no es casual que el premio que hoy me toca recibir se llame Rodolfo Walsh, un periodista, un escritor y, por sobre todas las cosas, un militante idealista que está entre nosotros, como lo están los héroes que viven en la memoria de sus pueblos” y citó al cantautor Venezolano Alí Primera: “los que mueren por la vida no pueden llamarse muertos”
Señaló también que estamos en un mundo del revés donde los que luchan por la libertad de los pueblos son llamados tiranos por los medios de comunicación hegemónicos “que más que medios de comunicación deberían llamarse medios de manipulación”. Realmente es un tirano muy particular, un verdadero demonio que pasó ocho elecciones, que bajó la pobreza del 60 al 25 % y la indigencia del 25 al 8 % y que el pueblo de Venezuela ama.
Sin pretender transcribir todas las ideas que el Comandante Chávez expresó en su discurso, centralmente hizo un llamado a tomar conciencia del momento histórico que estamos viviendo en Latinoamérica y en la necesidad de hacer efectiva esa realidad en acciones concretas, entre las que estarían el fortalecimiento de la UNASUR, la creación del Banco del Sur, el crecimiento del ALBA y la implementación de políticas concretas de unidad.
Le pidió a los trabajadores, a los jóvenes y a los movimientos sociales que trabajen denodadamente por estos objetivos, que acompañemos a nuestra Presidenta en este rumbo ya que es imprescindible el incremento sostenido de la participación de todos para lograr la verdadera independencia de América latina y finalmente cumplir con ese deseo Bolivariano que ha esperado 200 años y que nos toca ahora a nosotros hacerlo realidad.

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