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Ana Lacunza

“Un intelectual que no comprende lo que pasa en su tiempo y en su país es una contradicción andante y el que comprendiendo no actúa tendrá un lugar en la antología del llanto pero no en la historia viva de su tierra.”
Rodolfo Walsh
Ayer en la Facultad de Ciencias Exactas de la UNLP se presentó la primera convocatoria a Proyectos de Investigación en Ciencia y Tecnología orientados a la Resolución de Problemáticas Sociales. Este hecho, que perfectamente podría pasar desapercibido para la comunidad científica y para el público en general, reviste una gran importancia simbólica.
Todos estamos de acuerdo en la importancia de la ciencia y en que muchas veces el desarrollo de un país se mide por la cantidad y calidad de su ciencia. Pero la percepción general es que la ciencia es algo críptico, cerrado, reservado al ámbito académico-científico y si bien las investigaciones científicas en nuestro país son financiadas, en su mayoría, por el sector público, la gente “común” no participa para nada en las decisiones sobre qué investigar y cómo esas inversiones vuelven en forma de mejoras auténticas de nuestras vidas.
Sin embargo, un grupo de graduados y estudiantes de la Facultad de Ciencias Exactas de la UNLP ha presentado esta iniciativa que significa un cambio de paradigma sobre la forma de entender la ciencia porque no sólo se preocupa de tratar de discutir sobre qué se debe investigar, sino que va aún más allá y propone, que parte de la investigación debe orientarse a solucionar problemáticas sociales concretas que han quedado desatendidas porque no son económicamente rentables o simplemente porque nadie se preocupó por buscarles una solución.
Sin ir más lejos, por ejemplo, a los niños que padecen enfermedades como el Chagas, diabetes o hipertensión, los médicos deben indicarles dosis por aproximación ya que no hay formulaciones pediátricas porque su producción no es rentable.
Esto no quiere decir que no se comprenda la necesidad de que exista una ciencia básica (aquella que hace un aporte general al conocimiento universal) que sea de excelencia y que le dé sustento a la existencia de esta otra ciencia, más aplicada y más cercana a las necesidades de la sociedad.
El proyecto de los graduados fue ampliamente apoyado por el Consejo Directivo de la Facultad y consiguió financiación para su concreción por parte de la UNLP y de la CIC (Comisión de Investigaciones Científicas de la Pcia. De Bs. As.). En el acto de ayer, en el Aula magna de la Facultad estuvieron presentes el Presidente de la UNLP, Dr. Fernando Tauber, la decana de la Facultad de Ciencias Exactas, Dra. Graciela De Antoni, el Presidente de la Comisión de Investigaciones Científicas de la Provincia de Buenos Aires (CIC), Carlos Gianella, y el Presidente del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), Enrique Martínez.
La innovación es prometedora, aunque el camino que se abre es largo y arduo. Este es un pequeño paso en términos cuantitativos pero un gran cambio político. Es una bandera que se planta para que la comunidad científica comience a preguntarse por qué y para qué hace ciencia y como lograr una ciencia comprometida con el desarrollo de un proyecto nacional más inclusivo en el marco de una política de estado que ha puesto a la ciencia entre sus prioridades.

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