Fariña y los diversos caminos hacia el «18A»

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Cuando este jueves los manifestantes del “18 A” marchen por las calles de la CABA, habrá que ver qué consignas rezan en los estandartes. Si algo necesitaba ese conglomerado humano para fogonear el ánimo de la tropa, era precisamente un hecho de corrupción de alto impacto.

Walter Barboza

tn.com.ar

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Resulta al menos curioso que el culebrón del caso Fariña-Rossi haya estallado a pocos días del denominado “18 A”, fecha en la cual los sectores medios argentinos, que más abiertamente manifiestan su odio al gobierno nacional, establecieron como jornada “cívica” para manifestarse por las calles de la ciudad autónoma de Buenos Aires.

El clima de efervescencia va “in crescendo” en la medida que se hace un recorrido por las redes sociales. Desde hace por lo menos un mes los organizadores, supuestos autoconvocados que exigen libertad sin banderías políticas, trabajan minuciosamente en la organización del evento. Así se pueden leer mensajes de este tenor: “Ale Tobar ?@tobar_ale12h #18A #YoVoy porque está en juego nuestra VIDA física y nuestra LIBERTAD”, o bien enunciados de este tipo: “#18AYoSiVoy ?@18A_Noticias 15 abr #DineroK, LaCorrupcionMata #18ª, #ONCE, #LAPLATA, #18A Cacerolazo contra Cristina Kirchner en todo el país, #18A A las 20hs en todo el país”. Los hay más agresivos e insultantes, pero con sentido moralizador o de ánimo de escarmiento a un supuesto gobierno que hace aguas por todos lados.

Si algo necesitaba ese conglomerado humano para fogonear el ánimo de la tropa, era precisamente un hecho de corrupción de alto impacto. Las denuncias de Leonardo Fariña, un pibe de origen humilde que trepó meteóricamente en el jet set porteño, alentaron las expectativas del conjunto opositor que conforman los caceroleros. Sin embargo, bastaron algunas recorridas de Fariña por los medios de alcance nacional para que su relato se constituyera en “inverosímil”. Es decir en poco serio.

De Fariña, poco se sabe. Apenas que es oriundo de La Plata, que estudió en el prestigioso Colegio Nacional que depende de la Universidad Nacional de esa ciudad. Que se habría graduado como contador en la UNLP. Que tiene un hijo del cual, inteligentemente y para proteger su seguridad, no ha hablado. Que había desparecido de la ciudad y que luego de un año apareció forrado en dinero para ayudar a la criatura. Que ayudo a la madre del pequeño cediéndole el automóvil de escaso valor del cual hablaron los informes periodísticos. Que era básicamente un buen tipo, del que nadie imaginaba que iba a irrumpir en escena casándose con la modelo Karina Jelinek y ostentando tanta riqueza.

Sea como fuere su perfil denota cierta necesidad, o complejo de megalomanía, que pone en dudas la veracidad de la historia que narra. En síntesis: que es poco creíble que él haya sido el nexo en la ruta del lavado de dinero. Si Fariña necesitaba algo para continuar trascendiendo en el mundo de la farándula, lo consiguió a un bajo precio, pues en medio de un relato que debería inspirar preocupación por los niveles de corrupción de los cuales da cuenta, los ejes fueron pasando desde su origen social, a la situación sentimental con Jelinek, concluyendo en la relación con Fabián Rossi, el marido de “La Calabró”. Todos coinciden en que el periodista Jorge Lanata quedó pedaleando, aunque él anticipa que está documentado y tiene más para ofrecer el domingo.

En ese marco, en el que un sector de la prensa cuestiona el accionar de la justicia por no haber tomado cartas en el asunto, el insumo para continuar acicateando el clima de rencor parece ser el “proyecto para democratizar la justicia”. Si algo necesitaba el “18 A”, para corroborar que la inacción de los magistrados tiene que ver con el control del gobierno sobre ella, es este caso. El mismo viene a confirmar que para continuar lavando cuantiosas sumas de dinero se necesita acceder al aparato gubernamental, tener mayoría en las cámaras y ascendencia en la justicia. Conclusión: es lo que pretende el gobierno nacional. Es decir: el escenario o la bandera justa que reclaman los organizadores de la marcha.

Cuando este jueves los manifestantes del “18 A” marchen por las calles de la CABA, habrá que ver qué consignas rezan en los estandartes. ¿Serán las de: “por una profundización en la distribución equitativa del ingreso”, “por más democracia”, “por más educación pública y de calidad”, “por el sostenimiento del mercado interno”, “por más modelo de desarrollo industrial”, “por más inclusión”? ¿O simplemente serán las viejas consignas de la revancha clasista?

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