Otro sindicalismo es necesario

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Osvaldo Drozd

En la Argentina de hoy, a pesar de la paulatina recuperación de la clase trabajadora, luego de emigrar del modelo neoliberal, en dónde la alta desocupación, la flexibilización, la tercerización, etc., fueron la nota saliente; habría que precisar que aún quedan muchas rémoras de aquel tiempo, donde se mantienen altos niveles de trabajo precario, y de relativo desempleo. Pensar que solamente a través de la acción sindical es posible revertir todo esto, es una simple quimera, y por dos razones principales, a saber:

1) Es precisa, la intervención del Estado, para diseñar políticas de crecimiento económico, que vayan a contramano de las políticas neoliberales, que logren producir nuevas fuentes de trabajo, en el marco de una economía que crezca con inclusión social y en un diseño que apunte al desarrollo de la producción, principalmente en áreas de sustitución de importaciones, y de industrialización de toda la cadena de valor, arrancando desde la materia prima. En este sentido es muy importante el anuncio de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner cuando propuso “Industrializar la ruralidad”, o de la ministra Débora Giorgi cuando en igual sentido planteó hacer idéntica operación con la minería.

También es preciso señalar que hay sectores de la economía, es decir fuerzas productivas trastocadas o distorsionadas por las políticas del ajuste, que privilegiaron a determinados sectores en detrimento de otros, principalmente haciendo de los servicios una prioridad ante lo productivo, y que generaron puestos de trabajo que si bien alivian la necesidad de muchos trabajadores, por otro lado perjudican al resto. Un ejemplo muy claro de esto es la destrucción del sistema ferroviario, que hoy sería necesario desarrollar, como el complemento necesario de un proyecto de industrialización de toda la cadena de valor, que arranca en los commodities, y que necesariamente implica desarrollo en su lugar de extracción, lo que beneficiaría gradualmente una distribución racional de la población argentina en todo su territorio.

2) El sindicalismo actual, salvo honrosas excepciones, que no son precisamente lo dominante, aún permanece atado a viejos esquemas de organización de tipo burocrático, y que privilegian antes que los intereses de los trabajadores en su conjunto, la existencia desigual y combinada de la clase, en provecho de intereses estrictamente corporativos, que los benefician para sus privilegios de cúpula. Lo que se dio en llamar sindicalismo empresario. Un ejemplo muy significativo al respecto fue la resistencia del sindicato UATRE conducido por el Momo Venegas, ante la nueva ley del peón rural, cómo también la actitud del gremio ferroviario enviando una patota para defender la tercerización, y que le costó la vida al militante Mariano Ferreyra.

 

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