Carlitos Mariño, entre Persuasivo y Patricio Rey. Pasado y presente del rock platense

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Osvaldo Drozd

Carlitos todavía no había hecho la colimba, tenía apenas 18 años, cuando encontró el momento justo para hacer lo que nadie aún documentó, ni patentó. Persuasivo fue el primer programa radial de rock de toda la América Indiolatina, allá por el año ´67, y la emisora fue LS11 Radio Provincia. A pesar de la dictadura iniciada en 1966, la ciudad de La Plata ya comenzaba a generar mucho sedimento contracultural, del cual uno se siente parte, pero sabiendo que indudablemente existían los pioneros y los adelantados, que aún siendo muy jóvenes ya encendían la mecha de los que algunos años después fue una movida extremadamente “grossa”, tanto en lo político como en lo cultural.

Hijo de un dibujante gráfico, Carlitos desde pequeño recibió toda una impronta, que cuando comenzaron a arribar a este margen de la ribera rioplatense, las primeras producciones del rock, para él ello no fue indiferente, y quiso propagarlo a través del sonido radial, y fue ahí donde Persuasivo tomó forma.

Discos inéditos de Deep Purple o de Procol Harum, se escuchaban al aire pero también presentaciones de grupos de la región, que tocaban en vivo en los estudios.

Pero como diría Carlitos Mariño, en aquel tiempo hablábamos de la cultura pop, esa que no reducía la expresión artística a un solo ámbito, sino que la cosa era llegar con ello en diferentes planos a distintos sitios. En 1972, junto a su colega Edgardo Rassio organizan el 1er Festival Persuasivo de la Música Progresiva, en el teatro Martín Fierro, ubicado en los márgenes del lago del bosque platense, y también organizar en algunos lugares, sesiones gratuitas para escuchar música.

Carlitos era, aún lo sigue siendo alguien sumamente multifacético, locutor de radio, productor y operador, fotógrafo, camarógrafo, sonidista, organizador de eventos y a la vez alguien comprometido con lo social. Fue alguien que militó en los últimos tiempos, con gran fuerza la aprobación de la Ley de Medios. De él se pueden escuchar anécdotas diversas, como cuando siendo allá por los setenta, camarógrafo de Canal 2, le ajustó el sonido a José Feliciano, quien le contará su pasión por el rock latino que hacían Carlos Santana, y su hermano Jorge en el grupo Malo, con quienes Feliciano se juntaba a tocar informalmente; o también de Carlitos se puede escuchar cuando, tuvo que exprimir relaciones, para sacarlos de la comisaría a varios integrantes de la Pesada de Billy Bond para que puedan tocar en Atenas, en un recital que tenía fecha y que había sido organizado por él. La tía de Carlitos era una madama que tenía un cabaret en 1 y 62, y su amante era un uniformado de peso, que le hizo la pata para sacarlos del calabozo. Probablemente el famoso Puticlub, haya sido aquel cabaret, donde un día a la semana se hacía rocanrol, donde tocaban según Carlos, músicos crápulas como Migoya y Madrid que venían de Senda y luego fueron parte ocasional de los Redondos, o el Topo Rodríguez de Idea de Ensenada.

En el ´73 comenzarían organizados por Mariño, los recitales del Lozano, verdaderos íconos del under platense, y fue unos tres años después que en ese lugar tocarían por primera vez Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, como teloneros del berissense trío Sol de Barro, donde militaban los hermanos Memo y Eduardo Manso.

Cuando los Redondos en 1978 viajan a Salta, para hacer aquella histórica presentación el bar El Polaco, Carlitos sería el sonidista, y casi alma mater del grupo, que perdió desgraciadamente en la vuelta a quien fuera su primera guitarra de entonces, Ricardo Meyer, y que uno puede escuchar en la grabación que anda circulando por la red, fraseando con la viola, un tremendo riff en Maldición va ser un día hermoso.

Mariño posteriormente, en tiempos más difíciles, se replegó en pequeños antros como el que tenía en Berisso a una cuadra de Montevideo y 13, para el lado del monte, donde funcionaba el Club Victoria y posteriormente Candombe en 6, muy cerca de Plaza Italia. Cuando en 1982 muchos músicos de rock acceden a ser partícipes de aquel gran festival por Malvinas, Carlitos creyó que esa era la muerte del rock, y en Candombe se celebró el velatorio, metiéndose el mismo dentro de un sarcófago.

Este legendario personaje de la escena del rock platense, no es alguien que se quede dormido, hace vida de topos, y en cualquier momento irrumpe, aunque nunca deje de lado sus grandes pasiones como son el rock y la radio.

 

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