«8N» La voz de un sujeto ideológico

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Osvaldo Drozd

Cúal es la causa que moviliza un “8N”. No es fácil responder desde los supuestos principales desde los cuales, surge el incentivo para que un sector de la población lo haga. La convocatoria está más cerca de ser una resistencia de la cultura dominante, la propia de un estilo de vida que pese a los cambios producidos, aún sigue siendo hegemónica y deseable.

En los ’90 los que resistían al neoliberalismo se movilizaban por cuestiones muy concretas: ante el ajuste. Cuando te tocan el bolsillo, o la fuente de trabajo. Si bien en aquel tiempo muchos despreciaban la fiesta de la pizza con champagne, a nadie se le hubiera ocurrido marchar contra los lujos del Sultán de Anillaco, y mucho menos contra sus frivolidades.

Los mejores vendedores no son los que pueden hacer consumir lo concreto, sino lo intangible, lo que no se puede tocar. Algo de eso se podría percibir en la convocatoria de hoy: el odio, la libertad, el autoritarismo, la corrupción, el estilo confrontativo. Si bien la inseguridad sí es tangible, planteada como está por los convocantes, pareciera ser un complot realizado por el gobierno contra la clase media. Otro intangible.

Cuando el gobierno nacional evoca el combate cultural, no es por una simple consigna, sino porque lo que sí es verdad tangible es que el sentido común imperante aún conserva lo más retrógrado de una sociedad educada en el atraso y la dependencia. Esta cultura se reproduce a diario en los programas televisivos. El común sabe más sobre la sueca de Tinelli, que sobre el “7D”. La frivolidad social, el consumismo, el individualismo, resisten casi como en una guerra religiosa.

La movilización se supone que será masiva, también antipolítica, aunque nadie quiere que nos convirtamos ni en Cuba ni en Venezuela. “La libertad está en peligro” vieja frase que utilizaban tanto los liberales como la Iglesia, para pregonar contra el peligro rojo, verde o amarillo.

Si bien es muy apresurado deslindar conceptualmente un fenómeno como éste, que no podría comparase con el de los indignados europeos. Las causas son muy diferentes. Hay un aspecto que al que escribe, se le revela como principal, y es el cultural. No son ni la política ni la economía lo determinante, al menos en primera instancia. Es la voz de un sujeto ideológico, un Otro que resiste ser eclipsado.

 

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